Con motivo de los 50 años de los pavonianos en España, visita a la Madre

Cuarenta y dos fueron los valientes que en esta ocasión se pusieron en marcha rumbo a Lourdes en Francia para la peregrinación de acción de gracias con motivo de los 50 años de presencia pavoniana en España.  

La gruta de Ntra. Sra. de Lourdes en Massabielle, es un lugar profundamente mariano, que nos recuerda las 18 apariciones de la Virgen a santa Bernadette Soubirous (1844-1879), a orillas del río Gave, en las estribaciones de los Pirineos franceses.  Ya en vida de Bernadette, fueron muchos los que se acercaron a la gruta. Bernadette fue canonizada por Pío XI, convirtiéndose el santuario en uno de los más visitados de todo el mundo. El Santuario de Ntra. Sra. de Lourdes fue, durante mcuhos años, paso obligado para los pavonianos que iban y venían de Italia a España. Precisamente en la fiesta de la Virgen de Lourdes, el 11 de febrero de 1908, comenzaba en Brescia el proceso informativo para la beatificación de Ludovico Pavoni. Por todo ello, esta advocación mariana ha sido muy querida por nuestra Familia y en varias de nuestras casas, sobre todo en Italia, existe un gruta imitación de la de Lourdes.

Comenzamos el día 15 de junio con mucha ilusión en la parroquia de San Juan Sahagún y el Stmo. Cristo de la Guía en Madrid. Allí se acercaron peregrinos de Cáceres y del barrio de Vicálvaro. Después de una parada turística en Segovia en la que disfrutamos de la visita guiada a la Catedral y al Acueducto, seguimos ruta hacia Valladolid, donde comimos y se incorporaron otros peregrinos. Por la tarde, después de una buena paliza de viaje, llegamos a Loyola en Guipúzcoa, donde celebramos la eucaristía en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. A pesar de llegar un poco tarde, los jesuitas nos acogieron estupendamente y también nos estaba esperando allí un grupo de laicos y religiosos de la Familia pavoniana y un grupo de fieles de Sta. María Reina. En Loyola recordamos nuestras raíces y la llegada de los primeros pavonianos a San Sebastián en 1962. La cena y el hotel nos esperaban en Irún, donde algunos intentaron alguna salida nocturna con cierto éxito. Y por la mañana de nuevo en marcha hacia Lourdes. Allí nos esperaban en el hotel Galilea, muy cerca de la Gruta, para la comida. Como llegamos con tiempo, aprovechamos para visitar la Gruta, beber agua del manantial que excavó con sus manos Bernadette y para tocar la roca donde se apareció la Virgen. Fue un momento muy emocionante ya que todos sabíamos que esa era la meta de nuestra peregrinación. Rezamos el rosario de camino hacia la gruta y nos dejamos llevar por la emoción de saber que estábamos en un lugar tan querido, al que tantos enfermos acudían, en el tanta confianza se ponía. Cada uno de nosotros nos dimos cuenta de que llevábamos una petición en el corazón, unos nombres, unas personas… cada uno con lo suyo, sabiendo que María, Salud de los Enfermos es la mejor intercesora. Después de la comida hicimos la ruta de Bernadette, visitamos su casa, la antigua prisión donde vivió, la parroquia… y después vimos un documental donde se nos explicó un poco más de la vida impresionante de esta mujer. Como nos quedaba un poco de tiempo, aprovechamos para recordar nuevamente a los enfermos en el Vía Crucis.

Por la noche, después de la cena, participamos en la Procesión de las Antorchas con la imagen de la Virgen de Lourdes, cantando el Ave María y participando con devoción en esa oración tan hermosa que repetimos en diferentes idiomas. En la procesión nos sorprendieron algunas gotas de agua, pero el tiempo en general nos respetó. Impresionante la procesión, los enfermos, la fe con la que acude la gente, el canto, la devoción… que aunque no crea, le hace creer y acercarse, aunque sea de puntillas al misterio de la vida, de la enfermedad, de la fe…

El domingo por la mañana, dejábamos Lourdes y aprovechamos para depositar un ramo de flores a los pies de la Virgen Coronada en nombre de nuestra Provincia, de todos los pavonianos, laicos y religiosos, que han hecho posible este cincuentenario, los que nos han precedido, los que continúan en la brecha… Un momento muy emocionante cuando Mª Carmen, en nombre de todos colocó la corona típica de flores a los pies de la Virgen. Acompañamos este gesto con las letanías pavonianas a la Virgen María. Después celebramos la eucaristía de acción de gracias en la capilla de San Gabriel y regresamos de nuevo a España. Un largo camino que se hizo corto gracias a las canciones, las solistas, los chistes y anécdotas que nos fueron acompañando. Además de mucha agua envasada, todos trajimos el corazón lleno de la presencia de la Madre y del recuerdo de tantos hermanos. Mereció la pena por la convivencia, los actos celebrados, la oración, el encuentro con María, la alegría y el buen ambiente. Ya de regreso no eran pocos los que hablaban de otra excursión a Guadalupe, a Italia, a donde sea… la cuestión es ir, y sentirnos en camino.

A través de esta peregrinación seguimos poniendo en los jóvenes las más hermosas esperanzas, como nos pide Ludovico Pavoni en este bicentenario de su Oratorio.