Ayer, 23 de noviembre, nos reunimos para clausurar el Año de la Fe en La Cistérniga

El movimiento comenzó a las 16 h. Todos avisados, unos para hacer chocolate, otros para sembrar la plaza de Virgenes, otros para ensayar los cantos, otros para terminar carteles, pancartas... Cada uno puso su granito de arena y entre todos conseguimos un acto muy hermoso con el que clausuramos el Año de la Fe. Los fieles estaban convocados a las 19 h. y comenzamos con la aspersión en la Iglesia, recordando nuestro bautismo. A continuación salimos a la plaza, que es el lugar de la procesión de Fe. El Ayuntamiento nos apagó las luces, nos dejó la plaza y la megafonía, y entre todos agradecimos y oramos por seis misterios importantes para nosotros: el misterio de la familia y de la Iglesia, madre que a todos nos acoge; el misterio de la vida, y los 74 niños que han nacido en La Cistérniga en lo que llevamos de año; el misterio del dolor y todos los enfermos del pueblo; el misetrio de la muerte, y los 14 fallecidos este años; el misterio del amor y de la entrega y las 48 parejas que se han casado en neustro pueblo, recordando que quien ama conoce a Dios; el misterio de la fe, recordando a los 315 niños de catequesis y la transmisión de la fe en las familias. María, madre de los creyentes, se hizo peregrina con nosotros, y nos fue guiando en este camino de acción de gracias. De regreso al templo, hicimos solemne profesión de fe, devolviendo a la Iglesia la fe que nos prestaron en el bautismo. A continuación, las mejores 500 fotografías del año, donde todos los asistentes se vieron retratados adecuadamente, en meriendas, celebraciones, excursiones, momentos especiales, catequesis... Acabamos con la bendición y el exquisito chocolate.

Destacó en la procesión el gran número de niños y adolescentes de poscomunión, que dieron un toque de alegría a este acto con las canciones, los gestos, las pancartas... Despedimos así este año litúrgico de La Fe, con la conciencia de que hemos sido fortalecidos y hemos crecido como creyentes y como comunidad en el seguimiento de Cristo Camino. El agua, que ha servido de metáfora durante todo el año para expresar el don de la fe que brota siempre limpio y cristalino, nos acompañó también en esta celebración, y nos recuerda que el manantial sigue brotando, aunque a veces nosotros no lo veamos.