Algunas pinceladas sobre el Campamento de niños en Carrión de los Condes (Palencia)

Del 3 al 10 de agosto hemos celebrado el Campamento Egipcio en Carrión de los Condes con los niños 4º, 5º y 6º de Primaria. Han participado 85 niños y niñas con sus monitores y ha resultado una experiencia preciosa, de volver al cuidado de los más pequeños, de ilusionarnos con cosas sencillas, con disfraces, con historias… Akenaton IV, redivivo se ha manifestado en todo lugar y en todo momento, imprimiendo a la aventura un toque de gracia y simpatía. Los juegos, los mercados, las ferias, los dioses, la búsqueda de la momia… nos han devuelto a un mundo mítico y mágico rodeado de enigmas y de cosas sorprendentes. Hasta la serpiente alzándose milagrosamente por el cesto. Los niños han puesto lo mejor de sí mismos, la guerra que han dado, las noches en blanco… los monitores también, en ese proceso de aprendizaje y de crecimiento, los más jóvenes, los más veteranos… todos han puesto una gran dosis de generosidad y de entrega, poniendo a los chavales en el centro, y dándose por entero a ellos. Realmente una experiencia que quedará grabada en nuestra mente y en nuestro corazón, a pesar de venir cansados del Camino de Santiago, el Campamento ha sido estímulo y nos ha ayudado a dar lo mejor de nosotros mismos.

El albergue Río Carrión es un precioso lugar  que perteneció a los HH. Maristas, con piscina, socorrista, habitaciones, cabañas… y una comida para chuparse los dedos. El tiempo nos ha acompañado a medias, pero hemos sobrevivido al relente, a las campanas de las monjas y otras hierbas que han ido surgiendo.

Para los niños, queda el recuerdo de una experiencia intensa, emocionante, llena de color y de vida, y para los monitores, la experiencia de haberse dado con generosidad a los demás. Especialmente emotiva es siempre la noche de misterio, con las psicofonías en un psiquiátrico del Alto Nilo, con personajes misteriosos escondidos en los más recónditos lugares, y niños persiguiendo monitores por todo el patio. Queda en todos la cara de sorpresa, la sonrisa, la ilusión… de los niños al descuartizar la momia, y sobre todo la satisfacción de haber hecho lo que teníamos que hacer y haber contribuido a que los niños vivieran una experiencia inolvidable. Mil gracias a todos lo que lo habéis hecho posible.